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lunes, 7 de septiembre de 2009

La alegría fue brasileña

Argentina 1 - 3 Brasil

Brasil le ganó a Argentina, en Rosario, el clásico de los clásicos del fútbol mundial

Brasil le quedó demasiado grande al seleccionado argentino al que le ganó de modo inobjetable por 3-1 y extendió el sufrimiento ante la incierta clasificación al Mundial de Sudáfrica 2010.

Brasil, que ganó aquí el pasaje a la competencia mundialista, venció con un gol de Luisao y dos de Luis Fabiano, en tanto Jesús Dátolo descontó inyectándo una ilusión efímera a los más de 30 mil espectadores que coparon el Gigante de Arroyito, cuyo rugido buscado por Diego Maradona se fue acallando con el correr de los minutos.

La notable jerarquía de un equipo ya hecho y enriquecido por la calidad de sus individualidades como las de Julio César, Kaká y Luis Fabiano aplastó a un seleccionado albiceleste que ofreció su corazón pero no pudo evitar ser derrotado tras mantener una serie invicta como local en 34 partidos.

Justamente esos tres jugadores fueron puntales en este partido, aunque el gran mérito fue el trabajo colectivo.

Brasil fue ampliamente superior en todas las líneas, con pelota detenida y en movimiento, y ratificó que a un año del Mundial está aceitado y listo para ir a buscar una nueva copa.

Argentina en cambio es un conjunto a medio hacer, más alla de sus figuras, que volvió a mostrar falencias indisimulables en todos los órdenes en el Gigante de Arroyito.

Prolijo Verón en el medio para buscar espacios, aunque los delanteros no encontraron el último tramo del camino y Nicolás Otamendi tuvo un desempeño destacado si se tiene en cuenta su juventud.

En la cancha quedó reflejada la diferncia que hay en equipo entre uno y otro. Brasil jugó con seguridad, esperando el error del adversario y ni bien se produjo, de tres oportunidades dos terminaron en la red y otra casi.

Argentina tuvo problemas en todas las líneas. En defensa se cometieron tres infracciones que fueron a la postre letales, y en el área perdieron todas las pelotas que quedaron boyando o que llegaron de aire. Uno y otro gol fueron por esa vía y ambos a partir de pelota parada.

Primero fue una salida a destiempo del debutante Sebastián Domínguez contra Luis Fabiano. Iban 23 minutos cuando Elano ejecutó el tiro libre y Luisao cabeceó solo, sin marca en el medio del área, y la pelota se metió en el ángulo bajo de la izquierda a Andújar.

A los 30 hubo otra infracción similar de Maxi Rodríguez sobre Kaká. Otra vez disparó Elano, el rebote en la barrera fue rescatado por Kaká, envió el centro atrás, Maicon le pegó al arco, rebotó en Andújar y la tercera pelota boyando la ganó Luis Fabiano, que empujó al gol.

El Gigante, herido por el gol de Luisao, dejó de rugir con el golpe del delantero.

Sobre el final otro tiro libre de Elano tuvo una fina peinada de Robinho pero Andújar puso el pecho y salvó al equipo de la tercera caida.

Si bien hasta el gol de Luisao la pelota fue de Argentina, llegó solo hasta tres cuartos pero salvo por algún centro rasante no pudo quebrar la defensa prolija de los brasileños.

Un centro de Tevez que Messi empujó y fue tapada por la pierna de Julio César y un buscapié de Datolo que cruzó todo el arco fueron las llegadas más claras de los albicelestes.

Lo único que funcionó medianamente bien fue la dupla de cincos de Mascherano y Verón.

Mascherano dio equilibrio y Verón buscó los espacios y tocó hacia adelante y los costados, pero no hubo respuesta de los delanteros. El único error de Verón fue una pifiada dentro del área.

Adelante Messi tuvo dos o tres apariciones, pero no terminó bien ninguna. Una apilada la terminó antes de tiempo y la pelota murió en las piernas de Lucio. Tevez corrió, tapó y peleó. Con ello generó algún error, pero no faltó el delantero que defina ante tal gestación.

En el segundo tiempo Argentina salió a asumir mayores riesgos y tratar de quebrar la hegemonía y la defensa de Brasil, calculador toda la noche pero práctico y supo capitalizar su superioridad sobre el rival.

Argentina con el ingreso de Aguero por Maxi hizo un 4-3-3 porque el Kun se sumó a Messi y Tevez y Verón quedó como volante por derecha.

Cuando parecía que Argentina no le encontraba remedio, Datolo metió un zurdazo formidable dentro del área y clavó la pelota en el ángulo superior izquierdo de Julio César.

El estadio pareció convertirse en un jugador número 12 para Argentina, pero apareció un pase perfecto de Kaka a Luis Fabiano y con oficio la picó por sobre la salida deficiente de Andujar y resolvió el clásico, acallando el rugir del Gigante.

Brasil, más allá de que ante Chile no podrá jugar con Kaka ni Luis Fabiano ni Lucio, ya está en el Mundial.

Argentina mira a los que vienen de atrás y va más apretado a jugar a Asunción el miércoles ante el sólido Paraguay.

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